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La permanente inflación y su contracara, el crecimiento exponencial de la pobreza, la falta de apoyo a las empresas, la desaforada política impositiva, la inexistencia de un plan económico, más allá de “arreglar” con el FMI, el tipo de cambio sin rumbo, la falta de importaciones, un comercio exterior que apenas sobrevive y una larga de etcéteras son temas que nos preocupan e impiden desarrollarnos como un país “normal”.

Los argentinos somos supervivientes, más allá de autoridades económicas y políticas que parecen no conocer el rumbo que encamine nuestra vida como sociedad y mucho menos, sentar las bases de un país próspero.

Pero si a todo eso le sumamos que tenemos que luchar día a día por preservar nuestros bienes y aún más nuestras vidas, nos damos cuenta de que nuestro país es invivible.

No tenemos más que mirar los diarios o noticieros y lamentablemente, nuestras experiencias personales, para darnos cuenta que tanto a nivel local como nacional vivimos en una jungla.

Personas que realizando una actividad tan normal como ir a un restaurant quedan en medio de una balacera (como ocurrió recientemente en Rosario) o un niño que fue asesinado por las fuerzas públicas que sospechaban que estaba armado, cuando volvía de entrenar (en CABA) o los cientos de miles de robos que se producen en todo el país, dejan a las claras que además, vivimos en un país inseguro a niveles extremos.

Muestra de la anomia en la que nos encontramos podemos citar además del horror que se está viviendo en Santa Fe, por enfrentamiento de narcotraficantes; el gran conflicto que sufren los habitantes del sur por el reclamo de seudo representantes del puebloMapuche que tienen aterrorizada a los residentes del lugar y que pretenden apropiarse de tierras que dicen pertenecerles (incluyendo Parques Nacionales). Estas protestas ya se han cobrado vidas e impidenque ingresen Fiscales, Jueces, fuerzas del orden ante la impasibilidad del Gobierno Nacional y la impotencia del Provincial que no logra alcanzar el normal desarrollo de la cotidianeidad y del turismo, tan importante para esa zona.

No se entiende cómo podemos estar tan a la deriva. Cómo hemos llegado a estos extremos en donde la vida no tiene valor y en donde el esfuerzo del trabajo puede convertirse en nada, en manos de violentos.

¿Este Estado desproporcionado y desbordado de personas no puede hacer nada?

¿Cómo es posible que el sector privado trabaje y haga esfuerzos sobrehumanos para subsistir, mantener las fuentes de trabajo y aportar las siderales sumas que se le exigen para mantenerse en la formalidad, pagar sistemas de alarma y seguridad y cada vez replegarse más hacia lo privado y el Estado no pueda garantizar las condiciones más mínimas y básicas para vivir?

De esta manera se entiende como tantos argentinos jóvenes o familias enteras buscan su destino fuera de un país que se ha vuelto insostenible.

Como sociedad debemos exigir a nuestra dirigencia (gobernantes y oposición) que nos cuide, que fomente la inversión privada para cambiar planes por trabajo, que frene la inflación y que nos incorpore nuevamente al mundo para poder importar y exportar, comerciar y producir y sobre todo VIVIR EN PAZ. 


Daniel AriostoPresidente