El reconocido Puente del Inca arrastra una historia plena de leyendas que intentan explicar su extraña formación. Situado en la Cordillera de Los Andes, en el noroeste de la provincia de Mendoza, este puente rocoso resguarda numerosas vertientes naturales por donde surgen aguas curativas de entre 34 y 38 grados centígrados.
Con casi 50 metros de largo y 28 de ancho, la curiosa formación geológica se suspende a 27 metros de altura sobre el Río Las Cuevas, pendiendo de ella estalactitas y agujas de hielo, todo lo cual conforma un impactante paisaje coloreado de amarillo debido a la permanente recepción de azufre. Bajo el majestuoso puente natural, y hacia el costado del mismo, una construcción protege las pequeñas piletas por donde corre agua mineralizada, de alto valor terapéutico, capaz de petrificar cualquier objeto expuesto a su paso durante algún tiempo.
El área yace, además, ornamentada por rastros de un lujoso hotel que fuera destruido casi por completo por el alud que azotó la zona en 1965. En su época de esplendor, este hotel supo albergar a importantes personajes que se acercaban a disfrutar de las aguas termales; actualmente, atrae a los turistas hacia las huellas de su pasado.






