2622430412

Compartí la noticia

Diego Placente, quien dirigió con éxito a la Selección Argentina Sub-20 que alcanzó el subcampeonato mundial, compartió sus reflexiones tras el desenlace del certamen. A pesar de no haber obtenido el título, su balance fue lleno de orgullo y gratitud hacia los jóvenes que vivieron esta experiencia inolvidable.

Placente destacó el nivel competitivo del equipo y el esfuerzo puesto en cada partido. Reconoció que, aunque ganar siempre es el objetivo, aceptar las derrotas también forma parte del aprendizaje. «Los chicos hicieron un torneo increíble», expresó con admiración. Además, subrayó la importancia de haber llevado nuevamente a la Argentina a una final mundialista juvenil, afirmando que el logro no es menor y felicitando al grupo por su desempeño.

Construir un equipo sólido en poco tiempo no es tarea fácil, pero Placente destacó cómo, en apenas unas semanas, lograron formar no solo un conjunto competitivo sino también una verdadera familia. Durante ese mes de intenso trabajo compartieron momentos memorables que fortalecieron tanto sus vínculos como su espíritu colectivo. Según el entrenador, estos jugadores tienen potencial para brillar algún día en la Selección Mayor.

Sobre el desempeño en el torneo, hizo hincapié en el crecimiento sostenido del equipo a lo largo de la competencia, donde mostraron solidez en cada encuentro. Sin embargo, reconoció que en la final les costó encontrar ese equilibrio inicial, y a pesar de los esfuerzos, no lograron revertir el marcador. «Marruecos fue un justo campeón», admitió Placente, destacando las virtudes técnicas y físicas del rival y cómo estas complicaron el partido.

A pesar de la derrota final, valoró la experiencia como algo positivo: competir hasta el último día es un mérito enorme. También reconoció las dificultades que presenta enfrentarse a un equipo como Marruecos cuando logra adelantarse, por su capacidad defensiva y velocidad en los contragolpes. Aunque Argentina controló la posesión, les faltó claridad para concretar las jugadas decisivas.

No obstante, por encima de los resultados deportivos quedan los lazos creados. Para Placente, uno de los aspectos más gratificantes fue el ambiente de camaradería que se forjó fuera de la cancha. Él mismo se emocionó al hablar de los momentos compartidos entre los jugadores, jóvenes que disfrutan del fútbol con pasión y alegría. Cerró sus palabras asegurando que esta generación será recordada con orgullo y que extrañará trabajar con ellos.

Si bien no consiguieron levantar el trofeo, este grupo dejó huella tanto en la cancha como en quienes los acompañaron en su camino. Un subcampeonato marcado por talento, esfuerzo, unidad y el aprendizaje necesario para mantener viva la esperanza de un futuro brillante.